NOCHES DE LUNA Y CLAVEL
El aire mueve la cortina y la brisa de la tarde inunda la
pequeña habitación. De la calle llegan las risas de los niños, el ruido de los
coches y las grúas, los gritos, a veces chistosos, a veces rudos, de los
tenderos. Y el polvo. ¡Cuánto polvo! En el barrio se están construyendo pisos
que encerraran para siempre las casitas de adobe entre moles de ladrillo. Y luego está el otro ruido, el de dentro. El
de el recibo que llega, el de la compra sin hacer, el del tiempo que llena la
piel de caminos. ¡Y tanto polvo!
Entonces mi madre cierra la ventana y pone la radio, y ese
aparatito mágico acalla los ruidos, los de dentro y los de fuera. Cocha Piquer
canta “La otra” y mi madre, que las conoce todas, la canta con ella. Igual, o
mejor que la Piquer. Y yo, tonta de mí, quiero ser La otra, y La Parrala y la Bienpagá y quiero cantar como La Jurado
y quiero ponerme ese traje que intuyo rojo como la grana, porque la pequeña
televisión, recién comprada, no tiene color.
Ya sé que no cantaré ni como ellas, ni como mi madre, pero
se abrió el telón y cumplí un sueño. Eso ha sido NOCHES DE LUNA Y CLAVEL.
Gracias por hacerlo realidad a Eusebio Mateo, Víctor
Mateo, Jero Martínez, Fernando Galán,
Pilar Seco de Herrera, Pilar Flor, Blanca Utrilla, Sandra Ledrado, Kenia
Navarrete, Victoria Ameijide y al buen hacer de los técnicos del Auditorio de
Rivas Pilar Bardem.
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