miércoles, 7 de junio de 2023

 

Hacer reír siempre ha sido difícil, y también lo es reírse porque el humor tiene códigos misteriosos y no siempre se acierta. Jardiel Poncela lo sabía, y por eso temblaba en cada estreno porque ese era el termómetro del éxito o el fracaso de su obra.

El domingo, en el estreno de UN MARIDO DE IDA Y VUELTA, el fantasma de Jardiel no temblaba, pero nosotros sí, “los actores del futuro” como él nos definió no tenían la certeza de que los espectadores de nuestro presente entraran en el juego, por eso cuando se escuchó la primera carcajada, Jardiel nos guiñó un ojo desde bambalinas y entonces supimos que había comedia.


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